LEVON ARONIAN, EL GRAN MAESTRO ARMENIO ACTUAL NUMERO DOS DEL RANKING MUNDIAL
Por Martín Labollita - Maestro Internacional.
Forma parte del selecto número de jugadores que superó los 2800 puntos de ELO. Tres veces campeón olímpico y firme candidato al Campeonato Mundial, conversa con el MI argentino Martín Labollita, sobre la actualidad del ajedrez y su forma de juego.
–¿Cómo le explicarías a alguien que no es del mundo del ajedrez quién es Levon Aronian?
–Creo que podría decir que es uno de los jugadores líderes de los últimos diez años.
–El ajedrez es una disciplina milenaria y a lo largo de su historia se ha intentado definirlo de muchas maneras. ¿Te consideras un científico? ¿Un artista? ¿Un simple jugador de un juego de mesa? ¿Qué es un ajedrecista?
–Creo que cada uno encuentra su propia esencia en el ajedrez. Lo más cercano a mí es la batalla, el diálogo entre dos personas, entre dos mentes, pues de ese trabajo deviene algo bello y la creación de un ganador.
–¿Te parece importante el estudio del ajedrez clásico? ¿O te parece que el uso de la tecnología hizo prescindible el conocimiento de las partidas célebres de la historia del ajedrez?
–Creo que es un tema de percepción. Personalmente, siempre quiero estudiar las partidas clásicas para encontrar mi estilo. Para hallar tu individualidad tenés que buscar y conocer las partidas clásicas. Porque cuando empezás a jugar al ajedrez, pensás que vos lo inventaste; todo jugador cree eso, pero toma tiempo darse cuenta de que se ha jugado mucho más de lo que uno piensa. Este proceso de estudiar las partidas y encontrar algo que podés agregar a tu individualidad es lo que valoro especialmente del ajedrez. Y también su historia: cómo, cuándo y por qué fue inventado me fascina y creo que eso les suele pasar a las personas que juegan en un muy alto nivel. Respecto de la tecnología, ella ha cambiado mucho el juego. Es cierto que ha causado que mucha gente ignore las partidas clásicas, pero dudo de que alguien que esté “en la cima” pueda descuidar ese aspecto del ajedrez.
–¿Creés que existe una correspondencia entre el estilo ajedrecístico y la personalidad del jugador?
–Sí, hay bastante de eso. Por ejemplo, en mi personalidad, lo que hallo de lindo es la imperfección, lo crudo, lo espontáneo; algo que se inventa tal como es. Eso es lo que encuentro bello y así es mi estilo ajedrecístico.
–Se nota que sos un jugador creativo. ¿Cómo es tu trabajo en ajedrez?
–Trabajo en el ajedrez, sobre todo, cuando estoy inspirado. Eso no sucede todos los días, pero cuando pasa puede durar muchas horas o días. Actualmente, lo hago bastante más que antes; estoy más apasionado por el ajedrez. Creo que tengo una especie de valoración diferente. Cuando estás en el camino y buscás concretar un objetivo, la inspiración puede venir por ese lado, pero para mí es al revés: cuando llego al objetivo, empiezo a apreciarlo. Amo este trabajo, me gusta sentir que hago algo que es mi lenguaje, es la única forma en la que puedo expresarme. En realidad, de eso se trata todo, de por qué vivo en este mundo.
–¿Tenés momentos de dispersión en la partida? ¿Qué cosas te desconcentran?
–Es muy normal dispersarse durante las partidas, siempre hay cosas que te desconcentran porque de alguna forma entrás en una especie de meditación. Te concentrás en cosas pequeñas y tu mente comienza a moverse. Cuando me pasa, por lo general empiezo a tratar de, no sé si componer, pero sí de tocar alguna canción en mi mente e ir cambiándola. Pueden llegar a ser sinfonías o alguna melodía que realmente me gusta, generalmente música del Barroco. En realidad eso no lo hago conscientemente, sale solo.
–¿Conocés algo acerca del ajedrez argentino?
–Argentina supo ser una fuerza líder en ajedrez. Durante muchos años, especialmente durante los años ’60, los ajedrecistas más fuertes eran argentinos. Lo que puedo decir, personalmente, es que sin ser un experto conozco las partidas de los mejores jugadores del mundo, tales como Panno o Najdorf.
–¿Creés que el equipo argentino podrá repetir grandes actuaciones como las que tuvo en el pasado?
–El ajedrez se está nivelando con la ayuda de las computadoras y otras herramientas. Así, países que no tenían oportunidades y no eran los mejores –como es el caso de Argentina, a pesar de haber tenido grandes jugadores–,se acercan más. Argentina tiene jugadores muy talentosos que, debido a las dificultades económicas para llegar a participar en los torneos en Europa, prefieren en algunos casos dedicarse a otra cosa; pero en los torneos juveniles siempre presenta jugadores muy fuertes. Incluso me acuerdo de haber perdido con Rubén Felgaer cuando era junior. Creo que el país tiene jugadores muy buenos y que han crecido muchísimo; si bien tienen bajo puntaje ELO, son mejores de lo que muestra ese indicador. Por eso creo que como equipo pueden dar más batalla que de forma individual, pues pueden planificar una estrategia grupal y no jugar solamente para ganar, sino para asegurar un buen rendimiento y hacerle frente a Rusia, a Armenia o cualquier otro equipo sólido.
–¿Existen en Armenia políticas de Estado que auspicien el desarrollo del ajedrez?
–Sí, se implementa en las escuelas y hay clases especiales para los niños; hay un apoyo constante y muy grande, casi tanto como en los tiempos de la Unión Soviética, cuando había un gran nivel. No es solamente una herramienta de educación o de aprendizaje, sino también un elemento que es parte de la cultura.
–¿Hay algún jugador que te motive o afecte de manera particular al enfrentarlo?
–Sí, normalmente los jugadores que hablan mal de mí y pretenden ser mejores ajedrecistas que yo, o mejores que yo en general. De hecho, que la gente diga que no soy lo suficientemente bueno hace que me motive a mí mismo.
–Fuera del tablero se nota bastante cordialidad entre los ajedrecistas, aun en constante competencia y al más alto nivel. ¿Creés que el conflicto político entre Armenia y Azerbaiyán ha afectado negativamente en el aspecto deportivo?
–Realmente no. Pero no es tan fácil para nosotros ser muy amigos porque, especialmente por parte del gobierno de Azerbaiyán, siempre hay una bajada de línea, una intención de que no los vean hablando con nosotros y ese tipo de cosas. Pero nos lo tomamos con tranquilidad. En verdad, fui amigo de Mamedyarov muchos años y ahora veo que su familia trata de evitarme, quizás eso tenga que ver con alguna orden del gobierno, o algo así, no lo sé. Más allá de eso, siento calidez por su familia. Por otro lado, este año fue el torneo homenaje al jugador azerí Vugar Gashimov y lamentablemente no fui invitado. De otro modo hubiese considerado participar, porque valoraba a Vugar y a su familia. Hubiese sido bueno competir en un torneo dedicado a la memoria de este jugador que falleció tan joven.