viernes, 24 de enero de 2014

ESTRATEGIA Y TÁCTICA 2

por Euwe,M.

PRINCIPIOS GENERALES DE ESTRATEGIA 

El ajedrez representa una lucha entre dos fuerzas y, por consiguiente, los principios generales que gobiernan una batalla, en su más amplio sentido, son también aplicables a este juego. Así, por ejemplo, las siguientes máximas evidentes, que son ciertas para la guerra, son de la mayor importancia en ajedrez:

1) Dar a las fuerzas disponibles el mayor campo de acción posible.
2) Colocar esas fuerzas en forma tal que quede tanta elección como sea posible para su despliegue en una dirección u otra, de acuerdo con la línea de acción del contrario.
3) Disponer las fuerzas atacantes en forma tal que el contrario no pueda obstruirlas ni rechazarlas. Observemos ahora cada uno de estos principios separadamente y dentro de los límites del tablero.

1. MAYOR CAMPO DE ACCIÓN POSIBLE PARA LAS PIEZAS 

Vemos este principio aplicado al ejedrez, en las siguientes formas:

a) Aplicación general: Rápido desarrollo en la apertura; preferentemente, no mover dos veces la misma pieza.
b) En el caso de los Alfiles, colocar los peones -en particular los del centro- en forma tal que no obstruyan la acción de aquéllos.
c) En el caso de la Torres y la Dama: mover las Torres (y algunas veces también la Dama) a lo largo de las columnas abiertas, en forma de llevarlas, si es posible, dentro del campo enemigo, a las filas séptima y octava.

a) Rápido desarrollo en la apertura Este tema no requiere muchas explicaciones; es evidente que hay que llevar rápidamente las piezas a la lucha, puesto que, de no ser así, el jugador estará en desventaja en el primer choque. Esto rige especialmente en las aperturas de e4, debido a que los Reyes allí no están seguros en sus posiciones iniciales, de modo que un empleo indiscreto de las piezas podría fácilmente llevar a un rápido desastre.
b) Libertad de acción para los Alfiles La posición del diagrama que sigue muestra una importante diferencia entre los Alfiles.


El AR blanco en d3 y el AR negro en f8, no están entorpecidos por sus propios peones, por esa razón se les llama Alfiles fuertes . El AD blanco en f4 y el AD negro en c8, sin embargo, son Alfiles débiles . No pueden pasar libremente por sus diagonales y, en un momento dado, deberán elegir definitivamente entre las casillas que están fuera de la cadena de peones (como lo ha hecho el AD blanco) y las casillas que están dentro de la cadena de peones (como lo ha hecho el AD negro).

Por lo general, el Alfil que está fuera de la cadena de peones tiene mayor esfera de acción, pero como el segundo jugador se ve frecuentemente obligado a mantener su Alfil dentro de la cadena de peones, reservándolo para la defensa, se puede comprender fácilmente que, en rigor , el AD blanco puede atacar en el flanco del rey de las negras, pero no puede defender su propio flanco de la dama; respecto al AD negro, ocurre justamente lo contrario.

Este principio de colocar los peones en forma tal que no obstruyan la acción de los Alfiles puede aplicarse en forma completa únicamente si ya se ha hecho el cambio de uno de los Alfiles. Si, por ejemplo, se ha abandonado la casilla blanca de un Alfil, entonces los peones centrales deberán ser colocados, si es posible, en casillas negras. Pero mientras ambos Alfiles se encuentren en el tablero, no puede darse absoluta preferencia a uno u otro color.

En vista de esto, el avance de los peones centrales se aplaza algunas veces, hasta que pueda verse con más claridad el curso de la partida. En tal caso, se mueven los Alfiles hacia los flancos (g3 o b3, y luego Ag2 o Ab2), que es el fianchetto. Si el Alfil en g2 es cambiado, entonces puede seguir d3 y e4; en el otro caso (el cambio del Alfil en b2) seguirán e3 y d4. Dejar retrasados los peones centrales tiene, sin embargo, la gran objeción de que el contrario, siguiendo la estrategia opuesta, adquiere superioridad en el centro (véase más adelante "casillas fuertes"). Es muy favorable para los Alfiles que un jugador logre colocar sus peones en d4 y e4; los Alfiles pueden entonces moverse más libremente en sus diagonales: AR, b5-e2; y AD, g5-e3. Solamente en la dirección contraria se ve limitada su movilidad: el AR en d3 está contenido por el Peón e, y el AD en e3 lo está por el Peón d. Esto, sin embargo, no constituye una obstrucción demasiado grande, puesto que, en muchos casos, d5 o e5 será posible, dando de ese modo a uno de los Alfiles una salida libre en esa dirección también.


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