Junto al retrete había papel de envolver. Corté cuadraditos, pedí papel y lápiz para escribir a casa, y pinté en mis cuadraditos figuritas de ajedrez. Utilicé la mesa como tablero.
Como no tenía ningún adversario, traté al principio de jugar contra mí mismo. Primeramente jugaba con las blancas, luego pasaba al lado opuesto y consideraba la jugada de mi adversario.
Pero aquello no servía de nada, porque siempre sabía cuál era la intención de mi contrincante. Por tanto, la partida acababa en tablas. En la novelita de Stefan Zweig Una partida de ajedrez, el protagonista juega contra sí. mismo: una prueba de que el autor no jugó nunca en serio. Me acordé de que a mi hermano le gustaba componer problemas de ajedrez. Es lo que entonces procuré hacer yo también. Tres de los problemas que compuse en mi celda se publicaron posteriormente; por uno de ellos incluso recibí un importante premio en un concurso.
(ESTO FUE SU PRIMER DETENCIÓN POR PARTE DE NAZIS EN CHECOSLOVAQUIA A LOS 16 AÑOS POR APLAUDIR EN EL CINE PORQUE SE HABÍA ROTO EL INFORMATIVO PRO RÉGIMEN QUE SE PASABA EN CADA PELÍCULA PARA SU DESGRACIA SERIA LA PRIMERA DE VARIAS TANTO DE NAZIS COMO DE COMUNISTAS)
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