Los días en la cárcel me parecieron interminables. Por la mañana, a eso de las diez, teníamos una hora de paseo. Unas cincuenta personas, a la distancia aproximadamente de un metro una de otra, andábamos en círculo alrededor del patio de la cárcel. Estaba rigurosamente prohibido hablar ... tuve que pensar en algo nuevo a fin de pasar el tiempo.
Junto al retrete había papel de envolver. Corté cuadraditos,
pedí papel y lápiz para escribir a casa, y pinté en mis cuadraditos
figuritas de ajedrez. Utilicé la mesa como tablero.
Como no tenía ningún adversario, traté al principio de jugar
contra mí mismo. Primeramente jugaba con las blancas, luego
pasaba al lado opuesto y consideraba la jugada de mi adversario.
Pero aquello no servía de nada, porque siempre sabía cuál
era la intención de mi contrincante. Por tanto, la partida acababa
en tablas. En la novelita de Stefan Zweig Una partida de
ajedrez, el protagonista juega contra sí. mismo: una prueba de
que el autor no jugó nunca en serio. Me acordé de que a mi
hermano le gustaba componer problemas de ajedrez. Es lo que
entonces procuré hacer yo también. Tres de los problemas que
compuse en mi celda se publicaron posteriormente; por uno
de ellos incluso recibí un importante premio en un concurso.
(ESTO FUE SU PRIMER DETENCIÓN POR PARTE DE NAZIS EN CHECOSLOVAQUIA A LOS 16 AÑOS POR APLAUDIR EN EL CINE PORQUE SE HABÍA ROTO EL INFORMATIVO PRO RÉGIMEN QUE SE PASABA EN CADA PELÍCULA PARA SU DESGRACIA SERIA LA PRIMERA DE VARIAS TANTO DE NAZIS COMO DE COMUNISTAS)
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